Un despliegue insólito de las fuerzas del orden, blindados en las calles, cancelación de conciertos y de actos multitudinarios y toques de queda en algunas ciudades. Nada sirve para frenar la ola de disturbios que recorre Francia desde el pasado martes, tras la muerte de Nahel, de 17 años, por un tiro de un policía en un control en Nanterre, una barriada de París.
El país ha vivido una cuarta noche de disturbios y violencia que ha acabado con 1.311 detenciones, 79 policías heridos, miles de incendios y vehículos quemados. El Gobierno francés trata de frenar, sin éxito esta ola de altercados que empezó en la periferia parisina y se ha extendido rápidamente por todo el país, incluido el centro de algunas ciudades.
Dada la gravedad de la situación, el presidente francés, Emmanuel Macron, ha decidido anular la visita que tenía previsto hacer a Alemania este domingo. “Teniendo en cuenta la situación interna, el presidente ha expresado su deseo de permanecer en Francia en los próximos días”, señalan fuentes del Elíseo.