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OVIEDO, 07/06/2023.- El jurado del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2023, presidido por el físico Pedro Miguel Echenique (c), ha concedido el premio de esta edición a los biólogos estadounidenses Jeffrey I. Gordon, Peter Greenberg y la bioquímica de la misma nacionalidad Bonnie L. Bassler. El jurado ha destacado la importancia de sus logros en la búsqueda de nuevos tratamientos efectivos contra bacterias resistentes a antibióticos. EFE/ J.L.Cereijido

La lucha contra las bacterias resistentes a antibióticos: Premio Princesa de Asturias de Investigación

Los avances que están permitiendo entender el papel esencial que juegan los microorganismos en la salud y el bienestar humano, y sus aplicaciones a la hora de buscar nuevos tratamientos efectivos contra las bacterias resistentes a los antibióticos, han sido reconocidos hoy con la concesión del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica a los biólogos estadounidenses Jeffrey I. Gordon, Peter Greenberg y Bonnie L. Bassler.

Sus contribuciones sobre el “papel imprescindible” de las comunidades de microorganismos en la vida sobre el planeta y en la de los seres humanos han sido reconocidas hoy por el jurado que en Oviedo ha fallado este galardón.

Greenberg (Nueva York, 1948), profesor de Microbiología en la Universidad de Washington, y Bassler (Chicago, 1962), investigadora de la Universidad de Princeton, han centrado su trabajo en la forma en que las bacterias se comunican entre sí (quorum) mediante la emisión de señales químicas que modulan su comportamiento colectivo.

El profesor Gordon (Nueva Orleans, 1947), investigador del Centro de Ciencias del Genoma de la Universidad de Washington, ha sido pionero en el descubrimiento y comprensión del microbioma humano, la inmensa cantidad y diversidad de microorganismos que viven en el cuerpo, y que tienen un papel esencial en la salud, incluyendo el metabolismo, la respuesta inmune y la nutrición.

“Ambos descubrimientos están permitiendo aplicaciones terapéuticas innovadoras y la búsqueda de nuevos tratamientos efectivos contra bacterias resistentes a antibióticos”, refleja el acta del jurado, que ha presidido el científico Pedro Miguel Echenique, que recibió este mismo galardón en 1998.

Nuevas formas para atacar enfermedades y bacterias

Con su mejor conocimiento, se están planteando nuevas formas de atacar enfermedades o bacterias resistentes mediante el uso de tratamientos terapéuticos a base de microorganismos en vez de antibióticos, o a incorporarlos mediante productos probióticos, muy de moda en la actualidad.

Gordon fue el pionero en el estudio del microbioma humano, el conjunto de microorganismos que habitan en el intestino, y su influencia en la nutrición y digestión, en enfermedades como la diabetes y la obesidad o en el desarrollo neurológico e inmunitario de niños y jóvenes.

Director fundador del Centro de Ciencias del Genoma y Biología de la Universidad de Washington, sus investigaciones sugieren que estos microorganismos podrían estar involucrados en el origen de enfermedades neurológicas como los trastornos del espectro autista, el alzhéimer o el párkinson.

Gordon fue además el impulsor del Proyecto Microbioma Humano, que ha permitido cifrar en unas 10.000 las especies que forman la microbiota y secuenciar el genoma de más de un centenar de ellas hasta ahora, y fue quien propuso los trasplantes de microbiota como un tratamiento innovador.

Pioneros sobre el estudio de la comunicación entre bacterias

Bonnie Bassler y Everett Peter Greenberg, que fueron candidatos al Nobel de Química el pasado año, son pioneros en el estudio de la comunicación entre bacterias mediante la emisión de ciertas sustancias, y de cómo la formación de grandes grupos genera un comportamiento diferente al que tienen cuando están aisladas, lo que ahora se conoce como “quorum sensing”, un término acuñado por Greenberg en 1994.

Según han constatado con sus investigaciones por separado, cada especie bacteriana tiene una molécula propia, a modo de idioma, que secretan y que reconocen solo las de su especie, de manera que saben cuándo hay otras alrededor y tienden a formar una comunidad (el quorum) que regula la expresión de algunos genes.

Sus trabajos han permitido constatar que la comunicación bacteriana es importante como parte de la microbiota del organismo humano y por su papel en las infecciones, en las que hay una etapa de baja actividad hasta que se forma un grupo numeroso que acaba realizando un ataque masivo al organismo.

A partir de ese fenómeno, se están desarrollando moléculas antagonistas de esas sustancias para interferir en la comunicación como una posible vía antimicrobiana para bacterias resistentes a los antibióticos, cuya eficacia en ratones ya se ha demostrado en laboratorio.

Tomado de EFE

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