Desde este jueves comenzó a llegar la ayuda a miles de afectados en las zonas más golpeadas por el terremoto de 5.9 grados en el este de Afganistán, que llevó a la muerte a más de un millar de personas e hirió a unas 1,500, en una de las peores catástrofes que ha sufrido el país en décadas.
Como respuesta a la emergencia humanitaria, un convoy salió de Kabul para apoyar “a 4,000 personas con albergues, carpas, mantas y otros artículos de socorro para protegerlos del mal tiempo y atender sus necesidades inmediatas de salvamento”, anunció el representante de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en Afganistán, Leonard Zulu, en Twitter.
Desde el Programa Mundial de Alimentos (PMA) también se confirmó la disposición de reservas de alimentos para atender a 14,000 personas en Paktika, una de las provincias afganas más afectadas por el siniestro; mientras, la OMS, envió 10 toneladas de suministros médicos suficientes para 5,400 cirugías y tratamientos médicos para cubrir a 36,000 personas durante tres meses.
Aun cuando se agradece el envío de asistencia y suministros médicos, se solicitó más refugios y el apoyo del programa WASH, encargado de sanear e higienizar el agua para permitir el consumo humano, y evitar posibles enfermedades que pueda desencadenar su contaminación por este tipo de catástrofes naturales. “Los brotes de cólera después de los terremotos son motivo de preocupación. Ya se han confirmado 500,000 casos diarrea acuosa aguda”.